ZARAGOZA Y EL EJÉRCITO
Zaragoza siempre ha guardado una relación muy estrecha con el ejército; estrecha y especial. Especial por la desigualdad en la que se ha traducido el binomio exigencias y derechos de la ciudad. La Academia General Militar, la Base Americana Aérea, el Mando de Comandancia del MALEV, los campos de maniobras de San Gregorio o de San Lamberto, la Brigada de Caballería de Castillejos II o el Hospital Militar son algunos de los múltiples ejemplos de compromiso que la ciudad ha demostrado siempre con el ejército, independientemente del poder de elección que tuviese.
Sin embargo, pese a las constantes barreras e impedimentos que han supuesto todas estas instalaciones militares para el desarrollo de la ciudad, Zaragoza ha seguido creciendo. El aeropuerto parece por fin despegar, los barrios se expanden hacia el sur, evitando los fuegos de mortero erróneos de las maniobras de la OTAN en San Gregorio, se consiguen cesiones de tierras del Ministerio de Defensa, pero con una lentitud desesperante.
Poco a poco, en una sociedad cada vez menos militarizada, las viejas instituciones van perdiendo su fuerza. La Base Americana ya emigró hace varias décadas, la Academia cada vez vive más dentro de sí, el mando del MALEV ha rebajado tanto su importancia que ya no dirigen prácticamente nada desde la Plaza de los Sitios y así, poco a poco, la ciudad va equilibrando la balanza hacia la civilización de los viejos cuarteles como el de Palafox, entre otros.
Sin embargo, la devolución de las propiedades se ha hecho con gran lentitud. Solo con la Expo parecen haber recibido un nuevo impulso, que no es suficiente para equilibrar la deuda que el Ejército español tiene con nosotros. Mientras durante muchos años ha aportado muy poco a la ciudad esta presencia militar tan importante, hemos visto como todas las posibilidades de compensación han volado delante de nuestras narices. Así sucedió con la fábrica de helicópteros Tigre que había que instalar en España. Los departamentos civiles del ejército van reduciéndose y, de la misma forma los puestos de trabajos que dependían de ellos.
En esta ocasión ya no se sabe que pensar: ¿Será buena la base de la OTAN? Es muy comprensible la desconfianza y miedo que pueden existir entre los zaragozanos a esta instalación. Está muy reciente aún la base americana que durante tantos años ha hecho perder importancia al aeropuerto civil hasta convertirlo en el de Play-mobil. Sobre el papel el nuevo proyecto es de lo más apetecible: 3000 millones de inversiones, 4000 empleos especializados en su mayoría civiles. Visto así parece la tan esperada y merecida compensación a una ciudad tantos años esquilmada por el ejército, pero algo huele raro. ¿Por qué no se presentan otras ciudades importantes? ¿Qué garantías podemos tener de que dentro de 20 años no volveremos a estar sin aeropuerto civil? Ahora que empieza a funcionar no nos lo quiten. Y sobre todo, ¿qué grado de peligrosidad implica este centro de vigilancia? Porque hace poco salieron a la luz los informes que demostraban que Zaragoza era un punto de impacto nuclear, en caso de conflicto durante la guerra fría debido a la base aérea. Entonces, en plena oleada de terrorismo islámico, ¿cuál sería el aumento del riego?
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ricitos de oro -