Agua para todos sí, pero por orden.
La mayoría de los aragoneses están en contra del Trasvase del Ebro; un tema muy manido, pero siempre polémico. Desde hace cierto tiempo parece que hemos conseguido salvar la integridad de nuestro río, pero, por diversos motivos, son frecuentes las reivindicaciones del trasvase por parte de ciertas personas muy interesadas en él.
No obstante, sería muy aconsejable tener en cuenta una serie de circunstancias cuando se trata este tema. Primera, no deberíamos los ciudadanos tomárnoslo como una rivalidad territorial. No dejemos que nos manipulen. Segunda, los valencianos, murcianos o almerienses tienen derecho a pedir agua si la consideran necesaria, pero no es legitimo que sea perjudicando a otros. Seguramente muchos de ellos creerán lo que desde las administraciones se ha vendido: “A los aragoneses y catalanes le sobra el agua, que no quieren compartir” o “ el Ebro escupe mucha agua al Mediterráneo, que nosotros necesitamos para vivir”. Desde luego, si eso fuese cierto, se entendería todo. Pero la verdad es que Aragón no solo es el Pirineo; no todo es verde y frondoso. Aragón es árido, duro y seco. También aquí tenemos desierto y zonas extremadamente áridas. Invitados quedan todos a conocer esta tierra, para “convencimiento de incrédulos.”
Sin embargo, lo que seguramente nadie les cuenta es que desde inicios del siglo pasado, se acordaron unos planes de regadío -Monegros I y II- que aún no se han realizado. Aunque suene a clase de Historia, por la lejanía, convendría repasar a Joaquín Costa y los compromisos que se firmaron con el Gobierno de España en la década de 1910. Es decir, en Aragón llevamos casi 100 años esperando para saber si nos sobra agua o la necesitamos.
Tercera, ¿alguien les habrá contado a nuestros conciudadanos del sur que también sufrimos cortes de agua en verano en muchos pueblos de nuestra Comunidad? O, incluso, ¡qué se puede cruzar el Ebro de lado a lado andando, sin mojarte el pecho, en la misma época! Pero no, las fotos que se enseñan son las de las crecidas.
Cuarta, existen multitud de informes medioambientales sobre los graves daños del proyecto, como la destrucción del Delta: ya de por si muy amenazado por la subida del nivel del mar. Cierto es que esto puede sonar demasiado lejano en las tierras de los campos de golf y los invernaderos, pero ¿saben a caso cuántos ecosistemas se están destruyendo en Murcia y para qué? Es preocupante.
Desgraciadamente, los aragoneses no tenemos playas donde poder instalar desalinizadoras para remediar los problemas de agua, pero sí las hay en el sur. Económicamente es más barata el agua desalinizada que la trasvasada. El problema es que limitan el desarrollo urbanístico, el turismo o desvirtúan un símbolo de esas Comunidades. Si nosotros debemos comprender sus motivos, comprendan los nuestros y no nos pidan que renunciemos al Ebro, símbolo de Aragón.
Hay que desarrollar España, pero no potenciemos únicamente la periferia abusando del interior. Que se cumplan los pactos históricos antes de desarrollar obras faraónicas multimillonarias.
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Jorge -